Entonces tenían poco más de veinte años: un grupo de amigos que se citaban en el bar Kronen y consumían la juventud a base de sexo, alcohol y drogas.
En algunas ocasiones coqueteaban con la muerte e incluso hubo quien salió mal parado de aquel coqueteo.
Ha pasado mucho tiempo.
Han pasado exactamente veinticinco años.
Ahora trabajan y no se ganan mal la vida; algunos se han casado y tienen hijos.
Casi ninguno de ellos consume drogas y las borracheras se han convertido en enología.
Cuando Carlos recibe una noticia que sacude completamente su vida, siente la necesidad de volver a reunirse con su amigo Pedro, a quien no ve desde hace muchos años.
Tal vez no sea más que un reencuentro para rememorar algunos momentos del pasado, o tal vez se convierta en el principio de La última juerga.