El jugador documenta el descenso a los infiernos de la adicción al juego, de la expatriación forzosa y de los amores destructivos e imposibles.
Dostoyevski nunca incorporó tantos elementos autobiográficos a una novela suya, lo cual la hace más terrible y descorazonadora, si cabe.
El jugador es una novela intensa, apasionante y repleta de humor.
Sin duda, una de las cumbres literarias del realismo psicológico ruso.