La figura de Juan Carlos Onetti (Uruguay, 1909) emerge al filo de los años 40, que en la narrativa hispanoamericana supusieron un momento de eclosión que, sin renunciar a la tradición, se aproximaba a las grandes novelas europeas y americanas.
Una de las aportaciones fundamentales de Onetti ha sido la creación de un espacio mítico: Santa María, cuyos moradores alimentan gran parte de su producción novelística, desde «Juntacadáveres» a «Dejemos hablar al viento».
En «El astillero» se cumple la culminación del ciclo de Santa María y de su héroe Larsen.
Esta novela presenta la vuelta del protagonista a la misma ciudad que le expulsara de su seno, enfrentado a dos proyectos quiméricos que no supondrán más que ficticios descansos en un descanso equiparable al viaje a las sombras del Ulises homérico.