Se ha considerado siempre a «La Tribuna» como la novela en que Emilia Pardo Bazán ensaya la nueva técnica naturalista.
No en vano aparece el mismo año que su defensa ardiente en «La cuestión palpitante».
En ella el obrero, como capa social bien determinada, con sus connotaciones políticas y sociales, aparece por primera vez en el panorama novelístico español.
La crisis marcada por la Revolución de 1868, la emancipación de la mujer trabajadora, las reivindicaciones laborales del incipiente proletariado, etcétera, constituyen la atmósfera espiritual que envuelve el mundo narrativo de esta obra.