Para valorar el largo y difícil camino recorrido por la prosa medieval española, no se puede dejar de lado el jalón marcado a comienzos del siglo XIV por Don Juan Manuel.
En «El Conde Lucanor», por primera vez, una poderosa voluntad de estilo y una personalidad nada común imprimen un sello original a un material de muy diverso origen.
Los ejemplos de intención moralizadora cobran en la pluma de su autor una claridad estructural, una sencillez y una factura artística tal que han pervivido como modelo de esfuerzo por dominar la expresión literaria en prosa, la cual se encontraba en estado embrionario.